Lectura del santo Evangelio según Marcos (11, 12-14. 20-26)
Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, y en el Templo, lo estuvo observando todo, y como ya era tarde, se marchó a Betania con los Doce. Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie de ti» Los discípulos lo oyeron. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado». Jesús contestó: «Tengan fe en Dios. Les aseguro que si uno dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso les digo: cualquier cosa que pidan en la oración crean que se la han concedido y la obtendrán. Y cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, para que también su Padre del cielo les perdonen sus culpas».
Palabra del Señor.