Escuchemos a Vicente de Paúl:
(…) Denle la vuelta a la medalla y verán con las luces de la fe que son ésos (los pobres) los que nos representan al Hijo de Dios, que quiso ser pobre; él casi ni tenía aspecto de hombre en su pasión y pasó por loco entre los gentiles y por piedra de escándalo entre los judíos; y por eso mismo pudo definirse como el evangelista de los pobres: El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres. ¡Dios mío! ¡Qué hermoso sería ver a los pobres, considerándolos en Dios y en el aprecio en que los tuvo Jesucristo!
Extracto de una conferencia; Tomo XI B, 725